algunos años después los muñecos ya no dormían ni tenían ganas, simplemente acumulaban polvo sobre un estante. Alicia ya no pensaba en ellos, y algo en su cuerpo, quizá pudor, la convenció de volver a cerrar la puerta de su habitación. debía ser enero porque fue el calor el que la hizo pensar en agua. en días como ese, lo único que la retenía afuera de la bañadera era la tristeza que le provocaba el silencio frío que reinaba en el baño. ese día no había nadie más en la casa. Alicia subió el volumen de la música, entró al baño, abrió la canilla y, sin cerrar la puerta, se desnudó y se sumergió en el agua. salió del baño más tarde con los dedos ya arrugados, recorrió aún desnuda la casa vacía abriendo todas las puertas y se detuvo a corroborar que la música se escuchara desde todos los rincones. desde ese día, no volvió a cerrar ninguna puerta sin suficientes razones, y muy pocas veces le alcanzaron.
antes de ayer Alicia llegó a la puerta de su casa con hambre pero sin llaves. dos horas esperó sentada en el escalón de la vereda la llegada de alguno de sus convivientes con una llave que le permitiera entrar a su propia casa ahora vedada. durante esas dos horas no pudo otra cosa más que pensar en puertas, sus razones y sus consecuencias. pensó en puertas opresivas que no permiten salir, en puertas excluyentes que no dejan entrar, pensó en inútiles puertas de pasillo cuyo único sentido es el de ser obstáculo, pensó en puertas como cortinas que impiden que la gente se vea, se conozca y reconozca, pensó en los miles de caminos truncos por una puerta cerrada. pensó en todas las puertas que conoce, intentó imaginarse todas las demás y descubrió angustiada que las abiertas eran minoría. Alicia nunca sabía a dónde quería llegar, pero tantas puertas cerradas la hicieron pensar en que quizá nunca llegaría a ningún lado. cuando finalmente llegó la llave y pudo entrar a su casa, olvidó abierta la puerta del ascensor.
antes de ayer el mundo se le achicó tanto que a Alicia ya no le alcanza con no cerrar más puertas, sino que además intenta abrir todas las que ve. hoy también empezó a coleccionar llaves.
"Menino de Cheshire", empezó algo tímidamente, pues no estaba del todo segura de que le fuera a gustar el cariñoso tratamiento; pero el Gato siguió sonriendo más y más. "¡Vaya! Parece que le va gustando", pensó Alicia, y continuó: "¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde aquí?"
"Eso depende de a dónde quieras llegar", contestó el Gato.
"A mí no me importa demasiado a dónde...", empezó a explicar Alicia.
"En ese caso, da igual hacia dónde vayas", interrumpió el Gato.
"...siempre que llegue a alguna parte", terminó Alicia a modo de explicación.
"¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte", dijo el Gato,"si caminas lo suficiente".
"Eso depende de a dónde quieras llegar", contestó el Gato.
"A mí no me importa demasiado a dónde...", empezó a explicar Alicia.
"En ese caso, da igual hacia dónde vayas", interrumpió el Gato.
"...siempre que llegue a alguna parte", terminó Alicia a modo de explicación.
"¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte", dijo el Gato,"si caminas lo suficiente".
de "Alicia en el país de las maravillas", de Lewis Carroll
4 comentarios:
calculo que las puertas debieron ser creadas para producir una cierta intimidad, ademas para tapara el frío.
después habrán llegado las llaves...y con ellas se cambió la finalidad de las puertas.
dejaron de promover la intimidad, para fomentar el aislamiento. terrible.
continue escribiendo! buen fin de semana! besito.
Probá con un monoambiente.
PD: acá sí escribo con tildes.
si acá escribís sin tildes te censuro.
si viviera en un monoambiente dejaría abierta la puerta del departamento, no sé si es muy aconsejable.
Noté que acá sí usas puntos, pero seguís escapándote de las mayúsculas. Definitivamente, sos un caso único.
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