miércoles, 25 de marzo de 2009

otra voz canta

Por detrás de mi voz
– escucha, escucha –
otra voz canta.

Viene de atrás, de lejos;
viene de sepultadas
bocas, y canta.

Dicen que no están muertos
– escúchalos, escucha –
mientras se alza la voz
que los recuerda y canta.

Escucha, escucha;
otra voz canta.

Dicen que ahora viven
en tu mirada.
Sostenlos con tus ojos,
con tus palabras;
sostenlos con tu vida
que no se pierdan,
que no se caigan.

Escucha, escucha;
otra voz canta.

No son sólo memoria,
son vida abierta,
continua y ancha;
son camino que empieza.

Cantan conmigo,
conmigo cantan.

Dicen que no están muertos;
escúchalos, escucha,
mientras se alza la voz
que los recuerda y canta.

Cantan conmigo,
conmigo cantan.

No son sólo memoria,
son vida abierta,
son camino que empieza
y que nos llama.

Cantan conmigo,
conmigo cantan.


(Circe Maia - Daniel viglietti)

jueves, 19 de marzo de 2009

recuerdos de mí

hay cosas que hacen que las personas peguen un salto desde la memoria y caigan bien cerquita, como acá al lado. no hablo de encontrar por casualidad el regalo de algún amor casi olvidado; hablo de poner música para limpiar la casa y al empezar cierta canción, sorpresivamente: "hey! qué hacés vos acá, tan presente que te estoy hablando?". son objetos, dibujos, canciones, videos, lugares, olores que nos hacen pensar inevitablemente en alguien.

aquí van dos cosas que hicieron que alguien piense en mí.

(*) de Rochita:

(Miguelito: -Anoche mirando el cielo llegué a una conclusión: hay muchas más estrellas de las que se necesitan
Mafalda: -¿De las que se necesitan para qué?)

rochita: -me hizo pensar en vos...
ceci: -jajjaja! y cuál soy yo? mafalda o miguelito?
rochita: -los dos, no sé, depende del momento. a veces yo soy miguelito y vos mafalda, y a veces al revés.
ceci: -jajajajja
rochita: -en realidad, me hizo pensar en nuestra relación, no?
ceci: -sí, se parece...


(*) de Ruche:



"lo ví y me acordé de vos. no porque no tengas brazos, sino por la animación, y por la tenacidad ante cosas fantásticas que parecen imposibles. y por la poesía."


no sé si me gusta la imagen de mí o simplemente me gusta que se acuerden. o ambas, no importa. lo que importa es que ahora no puedo evitar sonreir cada vez que los veo.

lunes, 2 de marzo de 2009



"Es inútil saber que las exigencias del momento son tan apremiantes y angustiosas que nos imponen un tono muy distinto al que nos agrada y nos es habitual. De nada vale reconocer que el plano especulativo, en que siempre hemos pretendido situarnos, reclama un alejamiento y que resulta imposible aproximarnos demasiado a lo contingente y a lo inmediato, sin traicionarnos, en cierta forma, a nosotros mismos. Podemos haber denunciado alguna vez los riesgos que ofrece una participación activa de los intelectuales en política y experimentar una repulsión congénita por las anteojeras y los dogmatismos que ella exige. Llega la hora en que, a pesar de todos los escrúpulos y todos los reparos, nos consideramos en la obligación ineludible de pronunciar, humilde aunque perentoriamente nuestra palabra."

Oliverio Girondo







Los Policías y los Guardias

Siempre vieron al pueblo
como un montón de espaldas que corrían para allá
como un campo para dejar caer con odio los garrotes.

Siempre vieron al pueblo con el ojo de afinar la puntería
y entre el pueblo y el ojo
la mira de la pistola o la del fusil.

(Un día ellos también fueron pueblo
pero con la excusa del hambre y del desempleo
aceptaron un arma
un garrote y un sueldo mensual
para defender a los hambreadores y a los desempleadores)

Siempre vieron al pueblo aguantando
sudando
vociferando
levantando carteles
levantando los puños
y cuando más diciéndoles:
"Chuchos hijos de puta el día les va a llegar".
(Y cada día que pasaba
ellos creían que habían hecho el gran negocio
al traicionar al pueblo del que nacieron:
"El pueblo es un montón de débiles y pendejos -pensaban-
qué bien hicimos al pasarnos del lado de los vivos y de los fuertes")

Y entonces era de apretar el gatillo
y las balas iban de la orilla de los policías y los guardias
contra la orilla del pueblo
así iban siempre
de allá para acá
y el pueblo caía desangrándose
semana tras semana año tras año
quebrantado de huesos
lloraba por los ojos de las mujeres y los niños
huía espantado
dejaba de ser pueblo para ser tropel en guinda
desaparecía en forma de cada quien que se salvó
para su casa y luego nada más
sólo los bomberos lavaban la sangre de las calles.

(Los coroneles los acababan de convencer:
"Eso es muchachos -les decían-
duro y a la cabeza contra los civiles
fuego contra el populacho
ustedes también son pilares uniformados de la Nación
sacerdotes de primera fila
en el culto a la bandera el escudo el himno los próceres
la democracia representativa el partido oficial y el mundo libre
cuyos sacrificios no olvidará la gente decente de este país
aunque por hoy no les podamos subir el sueldo
como desde luego es nuestro deseo.")

Siempre vieron al pueblo
crispado en el cuarto de las torturas
colgado
apaleado
fracturado
tumefacto
asfixiado
violado
pinchado con agujas en los oídos y los ojos
electrificado
ahogado en orines y mierda
escupido
arrastrado
echando espumitas de humo sus últimos restos
en el infierno de la cal viva.

(Cuando resultó muerto el décimo Guardia Nacional. Muerto por el pueblo
y el quinto cuilio bien despeinado por la guerrilla urbana
los cuilios y los Guardias Nacionales comenzaron a pensar
sobre todo porque los coroneles ya cambiaron de tono
y hoy de cada fracaso le echan la culpa
a "los elementos de tropa tan muelas que tenemos")

El hecho es que los policías y los guardias
siempre vieron al pueblo de allá para acá
y las balas sólo caminaban de allá para acá.
Que lo piensen mucho
que ellos mismos decidan si es demasiado tarde
para buscar la orilla del pueblo
y disparar desde allí
codo a codo junto a nosotros.

Que lo piensen mucho
pero entre tanto
que no se muestren sorprendidos
ni mucho menos pongan cara de ofendidos
hoy que ya algunas balas
comienzan a llegarles desde este lado
donde sigue estando el mismo pueblo de siempre
sólo que a estas alturas ya viene de pecho
y trae cada vez más fusiles.


Roque Dalton